jueves, 7 de enero de 2010

CONVIVIMOS CON NIÑOS, PERO ¿SABES CÓMO DEJARLOS SER NIÑOS?

“…dejar a los niños más verdadera libertad y menos imperio,
permitirles que hagan más por sí propios,
y exijan menos de los demás”
J.J. Rousseau

Escrito por: Rocío Verónica Arista García.
16 de diciembre de 2009.


Nos encontramos en un mundo en el que nuestra vida esta caracterizada por diferentes momentos, a los cuales llamamos etapas, desde la niñez o infancia hasta la vejez o senectud, no sabemos en qué momento nuestra existencia va cambiando, no hay pues una línea que divida estos ciclos por las que pasamos a través del tiempo y sin darnos cuenta, crecemos, nos desarrollamos y cambiamos.

En este escrito la prioridad es exponer las ideas que he adquirido como producto de mi experiencia, tanto como docente frente a un grupo, como alumna y con base en las lecturas analizadas en el quinto semestre, dando mayor énfasis a la asignatura de Seminario de Temas Selectos de Historia de la Pedagogía y la Educación I, donde se analizan y discuten textos referentes al desarrollo que el niño tiene dentro de la sociedad.

Para empezar es importante preguntarse, ¿cómo viví mi niñez?, ¿qué recuerdos tengo de ella?, tal vez en este momento no sea fácil, sin embargo hay recuerdos que nos marcan para toda nuestra existencia ya sean agradables o no tan agradables.

Juan Jacobo Rousseau menciona en su tercer libro “Emilio”. “En vuestras campiñas veo muchachos grandes que cavan, binan, llevan el arado… los tendríamos por hombres, si no los vendiera la voz.” (1997: 112). Te preguntaras qué quiero dar a entender con esto, pues bien, si lo traspolamos a la realidad nos damos cuenta que muchas veces, queremos hacer del niño un hombre, y no tan sólo en el trabajo, sino en muchos aspectos por ejemplo; la forma de vestirlos, las responsabilidades que dejamos caer en ellos, el trato que reciben por parte de nosotros los adultos y la forma en que los educamos.

En la edad media “los niños…no eran vistos como inocentes…no había juegos ni ropa diseñados exclusivamente para ellos, y los artistas los retrataban como adultos pequeños.” (Hugh Cunningham, 1996: 38), esto lleva a cuestionarnos sobre lo siguiente: ¿ha cambiado la vida del niño? En cuanto a lo anterior mencionado podríamos decir que sí, en algunos aspectos pues ahora ya están reconocidos como “niños” ante la sociedad, es importante destacar cómo influye el contexto familiar en que se desenvuelven, de acuerdo al trato que ellos reciban, sin embargo es conveniente también analizar, cuando mencionamos que ellos son inocentes , ¿dejamos que lo sean realmente?, ¿qué hacemos o dejamos de hacer para que los niños se tornen como seres inocentes al menos durante la infancia?, se hace mención que ya en la actualidad existen juegos y ropa diseñados para ellos, pero, ¿cómo los vestimos y qué juegos son los que practican? porque hoy en día la televisión y otros factores influyen en nuestra vida y no se puede negar esta condición cuando se hace alusión al impacto que han tenido algunos programas, sobre todo las telenovelas en cuanto al comportamiento y forma de vestir que presentan los pequeños; si te das cuenta desde ahí estamos coartando su inocencia, su naturaleza y sobre todo su libertad, pues no le permitimos ser un niño de verdad.

Entremos pues en el terreno de la educación, en particular en el nivel preescolar, que es donde el niño aprende a través de la interacción, asimilando y acomodando sus propios conocimientos, siendo el docente un guía para su desarrollo. Es preciso señalar que la curiosidad es una de las características más importante que el niño presenta por naturaleza, sin embargo dentro del aula en ocasiones no somos capaces de motivarlo a que explore, conozca y aprenda, ya que en una u otra situación le damos todo sin permitir que él indague.

Se torna pues, difícil el compartir nuestros saberes con los de los niños, porque muchas veces queremos sólo ir al jardín, dar explicaciones y “depositar” en ellos nuestros conocimientos, queriendo que aprendan “así nada más” por el simple hecho de que nosotros ya explicamos, sin embargo debemos tener en cuenta situaciones básicas como que: “Quiere el niño tocarlo todo, manejarlo todo; no nos opongamos a esta inquietud, que a ella ha de deber el más indispensable aprendizaje…” (Juan Jacobo Rousseau 1997: 5), la manipulación de materiales concretos en esta edad es de suma importancia, pues a través de esta actividad se construyen conocimientos.

“La razón nos enseña por sí sola a conocer lo bueno y lo malo”. Nos encontramos regidos por la sociedad, una sociedad que impone patrones ya sean de conducta, comportamiento y pensamiento, los cuales debemos seguir y que en ocasiones no los seguimos por el hecho de darnos libertad, de realizar acciones de acuerdo a la forma de pensar.¿cuántas veces hemos dicho a un niño u a otro, eso no es ‘bueno’, eso es ‘malo’?, ¿sabemos nosotros hasta dónde es bueno y hasta dónde no lo es?, afortunadamente existe la diversidad, y en este caso de pensamiento, cada uno decide hasta dónde puede actuar sin lastimar a las otras personas. Lo hemos vivido con los niños y esto está al día en las aulas, ¿qué podemos hacer cuando un niño le pega a otro?, ¿cómo vamos a actuar para que reconozca su acción, sin afectar a ninguno?, se complica alguna veces porque aquí como en cualquier otra situación, el ambiente familiar influye, el estilo de vida que el niño trae consigo se refleja en su comportamiento.

Ahora bien, para analizar nuestra intervención en un grupo es bueno reflexionar sobre que estamos haciendo, recordemos que siempre debe estar presente la pedagogía•. Como profesores y futuros docentes para intervenir de manera correcta en cualquier situación con nuestros alumnos es indispensable recuperar el tacto pedagógico, ya que la actitud que tomemos frente a un grupo será la que consciente o inconscientemente el grupo tomará ante las personas que lo rodea, por ello es necesario ser un docente formado en valores, actitudes y responsabilidades conocedor del desarrollo del niño y así mismo de la etapa en la cual se encuentra hablando en esta ocasión de la niñez. Un gran reto que se nos presenta en cualquier momento, pues sabemos que la sociedad ha visto a la educación preescolar como un nivel en donde el niño sólo asiste a que la educadora lo “entretenga”, le enseñe cantos, hábitos y rutinas; el reto está entonces fraccionado en dos partes; el primero, el niño como lo menciona Rousseau, es un ser natural y libre, por ello la educación permitirá actuar con libertad y naturaleza de acuerdo con su edad; tomando en cuenta que una cosa es dar libertad y otra permitir el libertinaje, vamos a permitir que el niño construya sus conocimientos, que aprenda de su experiencia, siempre y cuando estemos al pendiente de lo que suceda con él y con su desarrollo; pues tampoco vamos a dejar que el manipule y mande, estando sujetos a sus “antojos”. Y el segundo ¿cómo hacer para que la sociedad cambie esa perspectiva que tiene sobre el jardín de niños?, ¿cómo actuar para dar a conocer la función tan importante que tiene el preescolar, en la cual no se prepara al niño para la primaria ni para los otros niveles educativos, sino para adquirir una educación integral, total y humana?

Una de las principales funciones de la pedagogía es que el niño sea feliz, imagina si el niño dentro de su familia es regañado, agredido y le prohíben desenvolverse como un niño; cómo llega entonces al grupo; se debe reflexionar sobre la práctica, ¿qué estamos haciendo y qué dejamos de hacer para contribuir al bienestar del infante?; el juego como principio esencial de la pedagogía hay que retomarlo para que el niño aprenda haciendo. Tal vez lo haz vivido, cuando el niño muestra un interés y aprecio por ti, cariño y le da alegría verte, ¿qué piensas cuando lo hace?, date cuenta que le causas impacto y puede ser que en casa no reciba la atención que le brindas.

Es de gran importancia resaltar que la educación mueve a la sociedad. Pero, no sólo hay que moverla; hay que dejar al niño ser un niño y convivir con él construyendo juntos conocimientos que sirvan para toda la vida.

Un niño es una nueva esperanza, un mundo de conocimientos y un sin fin de sonrisas. Demos la oportunidad de que viva plenamente en relación a su edad, siendo inocente, activo, curioso y libre, buscador de sus espacios y tiempo para obtener aprendizajes que le sean útiles y significativos. Pues lo que el niño viva en su infancia lo reflejará en su vida adulta. Permitamos que resuelva sus propios problemas, que tome desiciones, que sea autónomo e independiente, ya que esto y otros aspectos dan pauta a que se desenvuelva como un ser íntegro, crítico, capaz de relacionarse con quienes le rodean y así la educación preescolar contribuye a su formación. Por lo anterior mencionado y a manera de conclusión pregúntate: ¿qué he hecho para hacer del niño un verdadero niño y tratarlo como tal?

BIBLIOGRAFÍA
* Cunningham, Hugh (1996), “La historia de la niñez”, en C. Philip Hawang, Michael E. Lamb e Irving E. Sigel, IMAGES, of childhood, Mahwah, Nueva Jersey, Laurence Errbaum Associates.

* Diep Herrán, María del Carmen (2001)” Ensayo sobre Juan Jacobo Rousseau y su obra Emilio o de la educación”, en hyyp://wwwuniverisdadabierta.edu.mx.

* Rousseau, Juan Jacobo (1997), “El libro primero (fragmentos)”, en Emilio o de la educación, México, Porrúa (“Sepan cantos…”159).

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Revisó


Profr. Juan Roberto Gómez Escutia
Tutor Académico